El enfoque incorrecto de la prosperidad
Recientemente el papa Francisco suspendió a un obispo alemán, quien se gastó $42 millones en la construcción de su casa, un acto aplaudido por propios y extraños. Resulta evidente para todos, excepto quizá para el propio prelado germano, que aquel acto de excentricidad estaba salido del lugar. En un país como Alemania y en un continente como Europa, donde todos tienen en la punta de la lengua la palabra crisis no hay espacio para el lujo y menos de esa clase.