Algo ya cambió en Costa Rica

Hace cincuenta años en el país el panorama para los cristianos evangélicos era sombrío. Se les veía como una secta, eran discriminados en los centros de estudio y nadie quería tener relación con ellos. La religión romana cundía por aquellas épocas entre la mayoría de la población nacional y que a alguien se le ocurriera cambiarla era sin duda una vergüenza familiar. Se contaban pocos en el espectro estadístico nacional.

Hoy, luego de pasar la primera década del siglo XXI ya la situación es muy distinta. Los cristianos se han multiplicado sorprendentemente. Sus iglesias son muchos más concurridas que las de otras religiones y sus cultos tienen manifestaciones de sus fieles, que son deseadas por otros líderes espirituales. La fuerza con la que se han levantado a pesar de tanta persecución, aun del mismo Estado, es sin duda destacable. La sociedad sigue tratando de estigmatizarlos, pero cuesta creer que podrán detenerlos porque algo ya cambió en Costa Rica.

El fenómeno social que se ha provocado en la obra protestante es tan fuerte, que no solo involucra el país, lo mismo está sucediendo en toda América Latina. Los cristianos para muchos han cobrado una fuerza amenazante, en especial para la cúpula católica. Se sabe que la reciente elección del Papa Francisco I tiene la clara intención de detener el vertiginoso crecimiento evangélico en el continente, como él mismo lo ha declarado. Sin saber si ello despertará más injusticias o discriminación los cristianos no se atemorizan, como no lo hicieron en el pasado, porque descansan en la certeza de que lo que está sucediendo proviene del Espíritu Santo.  

La transformación vivida en Costa Rica es tan profunda que actualmente es fácil encontrar gente convertida al cristianismo en todas las esferas de la sociedad. El estereotipo de que los evangélicos eran gente pobre o ignorante ya no aplica. En el ámbito público grandes figuras no solo hablan abiertamente de su fe, hay testimonios de quienes son pastores o líderes de sus congregaciones. Muchos de ellos han relatado sus vidas a través de este medio. Vivos ejemplos son los casos deportistas como Reynaldo Parks y Steven Bryce, seleccionados de fútbol que hoy lideran un ministerio que trabaja con deportistas. Rolando Fonseca, goleador histórico de la tricolor que labora muy de cerca con el ministerio del pastor Cash Luna de Guatemala y Richard Smith, antiguo lateral de la Liga Deportiva Alajuelense, sirve como pastor de jóvenes y locutor de una radio cristiana.

En el rubro artístico también hay varios ejemplos como el cantante Cristian Gómez “Tapón”, quien actualmente tiene un ministerio evangelístico y enfocado a la transformación espiritual de la juventud. Otros casos son Cristian “Chino” Artavia y Domingo Arguello, quienes en el pasado deleitaban multitudes con su carisma en eventos juveniles seculares y programas de televisión, hoy predican la Palabra a través de emisoras cristianas. El afamado ventrílocuo Coco junto a su pandilla se dedican a predicar y evangelizar de forma creativa. Manuel “Pilo” Obando por mucho tiempo tomó varios segundos de la televisión nacional para leer las Escrituras previo a los partidos de fútbol de la selección.

Igualmente los reconocidos periodistas Fabricio Alvarado y Michell Mitchel, quienes han destacado por sus trabajos profesionales han sabido compaginar su fe cristiana y en el caso de Alvarado su ministerio musical es reconocido en todo el país. También Mónica Segnini, presidenta de la Cámara de Exportadores, es miembro activa y líder de su congregación. Los casos son casi innumerables dejando en claro que la nación cada día está más abierta al Evangelio. La atmósfera actual permite predicarle a cualquier persona sin importar su ámbito profesional, condición económica o familiar.

La reevangelización del país está al alcance de la mano, solo necesita verdadera disposición del pueblo de Dios y la apertura de sus líderes. La propuesta planteada por la Alianza Evangélica Costarricense, el Movimiento Nacional de Oración, el Instituto De Evangelización a Fondo y Avance Misionero Mundial de alcanzar para el 2020 todo el país con el mensaje de salvación no es descabellada, sino todo lo contrario. ¡Es el tiempo de creer que se pueden llenar las calles y los parques de milagros! Imaginar el hermoso trabajo que pueden realizar las nuevas generaciones al predicar en hospitales, cárceles, barrios y plazas es increíble e impactante. Merece la pena intentarlo, dejar atrás divisiones denominacionales para soñar con un país rendido a los pies de Cristo es un pequeño esfuerzo que la tierra costarricense agradecerá. Cuando pase el tiempo y se puedan recoger los frutos serán los sembradores los que segarán. ¡Llegó la hora de poner la simiente dentro de la tierra para que en el tiempo oportuno florezca.

Compartir