El fin de la prosperidad: vivir para dar

Errores

1º Gran error: Afanarnos en lo material.

1 Timoteo 6: 8-10

“8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos; 9 pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores”.

2º Gran error: Enfocarnos tanto en nuestra prosperidad que nos olvidamos de Dios. 

Mateo 19: 16-24

“16 Entonces se acercó uno y le dijo: --Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? 17 Él le dijo: --¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Le preguntó: --¿Cuáles? Y Jesús le contestó: --No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19 Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 El joven le dijo: --Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21 Jesús le dijo: --Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 22 Al oír el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: --De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Otra vez os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.

3º Gran error: Ver la prosperidad como un fin y no como una herramienta para bendecir a otros.

Lucas 16: 19-25

19 »Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez.20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23 »En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”. 25 Pero Abraham le dijo: “Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado”.

4º Gran error: Creer que Dios está comprometido con nuestra prosperidad, Su plan es formar el carácter de Cristo en nosotros.

Lucas 12: 13-21

“13 Le dijo uno de la multitud: --Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14 Pero él le dijo: --Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 Y les dijo: --Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 También les refirió una parábola, diciendo: «La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?”. 18 Y dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: ‘Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y regocíjate”. 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?”. 21 Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios”.

 

Verdades

1º Gran verdad: La verdadera prioridad siempre debe ser el Reino de Dios, antes que cualquier afán material.

Mateo 6: 25-32

“25 »Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 30 Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? 31 No os angustiéis, pues, diciendo: “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”, 32 porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. 33 Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

2º Gran verdad: Cuando viene riqueza a tus manos el fin es convertirte en un administrador, no en un gran acumulador.

Hechos 4: 32-35

“32 La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 34 Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendidos 35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad”.

3º Gran verdad: para manejar correctamente la prosperidad esta debe ir de la mano con nuestra madurez espiritual.

3 Juan 1: 2

“2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

4º Gran verdad: vivir para dar a otros según su necesidad

2 Corintios 8: 1-15

1 Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia, 2 porque, en las grandes tribulaciones con que han sido probadas, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. 3 Doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, 4 pidiéndonos con muchos ruegos que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos. 5 Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios; 6 de manera que exhortamos a Tito, para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. 7 Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud y en vuestro amor por nosotros, abundad también en esta gracia. 8 No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro. 9 Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos. 10 En esto doy mi consejo, porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no solo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. 11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que así como estuvisteis prontos a querer, también lo estéis a cumplir conforme a lo que tengáis, 12 porque si primero está la voluntad dispuesta, será aceptado según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. 13 No digo esto para que haya para otros holgura y para vosotros escasez, 14 sino para que en este momento, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, 15 como está escrito: «El que recogió mucho no tuvo más y el que poco, no tuvo menos».

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