Almolonga: el avivamiento indígena

El milagro que nunca olvidaremos

Pareciera que, con el pasar de las décadas, muchos cristianos en Centroamérica han dejado en el olvido un milagro que empezó a gestarse en la década de los setenta en Guatemala, puntualmente en Almolonga, una ciudad de descendencia quiché.

Da la impresión de que sus vecinos del istmo nunca se dieron cuenta de que ése debía ser solamente el inicio de un gran mover del Espíritu Santo que recorrería el continente latinoamericano.

Sin duda, ese ha sido el mayor avivamiento registrado dentro de una etnia indígena en la época moderna. En una población de 18 mil habitantes, los sociólogos hablan que, en Almolonga, hay entre un 70% a un 90% de cristianos confesos.

Un hecho sin paralelo, que se vivió en el “Milagro de Almolonga”, es que quienes lideraron ese cambio fueron nativos de la zona y no misioneros o extranjeros.

A pesar de que los estudiosos niegan la teoría de que, a causa de las múltiples conversiones al cristianismo, vino la prosperidad sobre la tierra, hay otro grupo, en especial pobladores,  que afirman lo contrario. 

El pastor Mariano Riscajché, quien, en su momento, fue sanado de cirrosis y que además es uno de los rostros más conocidos del avivamiento, narra públicamente cómo una ciudad que estaba sumida en la miseria fue revivida por la mano del Señor, quien restauró la tierra.

“Almolonga era un sitio olvidado de nuestra nación, pero que, a causa de la oración y el clamor de los hijos de Dios, fue cambiada radicalmente”, explica Riscajché a cuanto incrédulo le consulta.

La tierra que, a duras penas, daba fruto, hoy brinda a sus habitantes enormes y descomunales hortalizas que se usan para abastecer a la mayoría del territorio guatemalteco, esto sin contar la exportación que los campesinos realizan a El Salvador y Honduras. Y, por si fuera poco, los agricultores en este lugar tienen entre 4 a 8 cosechas al año, algo impensable en otras latitudes.

Es común observar zanahorias de hasta 15 pulgadas de largo y rábanos gigantes entre las 4 y 6 libras.

Ingenieros y científicos han estudiado los 20 kilómetros cuadrados del territorio que abarca Almolonga preguntándose la razón del tamaño y de la frecuencia de las cosechas en la región. Y ellos creen haber encontrado una posible respuesta: como la tierra es un sistema, desde el punto de vista técnico, y que sin saberlo, empíricamente, ellos trabajan devolviéndole a la tierra sus elementos, cosecha tras cosecha, dejan que se regenere.

A pesar de estas explicaciones, los pobladores prefieren resumirlo en pocas palabras: “el secreto es que la bendición de Dios la hemos alcanzado nosotros por misericordia, ese es el secreto, porque otro abono mejor no existe”. Tanto ha sido el impacto de este milagro que Almolonga empezó a conocerse como “La Hortaliza de América”.

Todos estos milagros se vieron acompañados por el crecimiento económico de la región, Almolonga que, en pocos años, se transformó en una de las ciudades chapinas más importantes.

Como resulta consecuente con los acontecimientos, los almolongueños viven principalmente de la agricultura en total armonía con el ambiente, ya que no emplean ningún tipo de agroquímico para sus plantaciones.

Un 80% del total de los residuos sólidos, generados en Almolonga, son residuos orgánicos, los cuales se convierten en abono orgánico.

Cálculos extraoficiales evidencian que, antes de que este fenómeno empezara a suceder, apenas se producían 6 camiones mensuales de vegetales; mientras que, en la actualidad, son 50 los camiones que se producen diariamente.   

Sin embargo, antes de ser visitada por el poder de Dios, Almolonga era un lugar invadido por la idolatría. Una de las peores tradiciones que, hasta ese momento se daba en la región, era la veneración a Maximón, un santo-diablo de características sombrías, siempre asociado a los vicios como el fumado, el alcoholismo y la promiscuidad.

Los antropólogos que han estudiado esta costumbre piensan que la imagen está relacionada con Judas Iscariote y con Pedro de Alvarado. El historiador guatemalteco, Mario Roberto Morales, plantea que sus fieles lo asocian a la traición y la destrucción, puesto que Judas traicionó a Cristo y Pedro de Alvarado destruyó la civilización maya.

Dado este contexto, los líderes cristianos de la ciudad entendieron la importancia de que los locales renunciaran a estas prácticas idolátricas… y así fue.

Los indígenas más escépticos se fueron convenciendo a causa de las evidencias. Milagros sobrenaturales de resurrección de muertos y sanaciones de enfermedades incurables se volvieron cotidianos para los almolongueños. 

Junto con todo este mover espiritual, también se inició una reforma social impresionante. Donato Santiago, quien fuera jefe de la policía en Almolonga durante ese proceso de cambio, relata: "Nosotros metíamos en la cárcel un promedio de 20 a 30 personas al mes".

“Las multitudes se agrupaban sólo para ver a los borrachos pelear. Parecía que no tenía descanso. Antes, teníamos cuatro cárceles que no eran suficientes para acomodar a los prisioneros", agrega Santiago.

Este hombre, de tez morena y rasgos indígenas, certifica además otro milagro: a partir de 1988 se cerró la última cárcel que existía en la zona, cuando anteriormente ocupaban 4 recintos y aún no daban abasto.

Harold Caballeros, pastor ampliamente reconocido y estudioso de este avivamiento, comenta cómo, 20 años antes del renacer de Almolonga, era común encontrarse por las mañanas a decenas de hombres borrachos tirados en las calles. 

Se estima que, durante ese período, 36 dueños de cantinas entregaron sus vidas a Cristo por lo que decidieron cerrar los bares y cambiarse a tiendas comerciales para ponerles a sus locales nombres como: “La bendición”, “La pequeña Jerusalén”, y “Jehová Jireh”, entre otros.

¿Qué pasó en Almolonga?

Después de exhaustivos estudios científicos por parte de guatemaltecos y extranjeros, es muy poco lo que se ha podido descubrir. Han llegado para analizar el tipo de suelo y ver qué propiedades o minerales posee, las cuales puedan dar una luz de cómo repetir este fenómeno en otras partes del mundo; sin embargo, no han encontrado diferencias significativas con otros suelos, aun de la misma Guatemala.

Lo único que sí han hallado distinto de otras zonas es una característica demográfica particular: la masiva conversión de la población al cristianismo. Dicen los relatos que, a partir de 1974, cuando una serie de milagros sobrenaturales empezaron a ocurrir, se dio la coincidencia de la cosecha de hortalizas gigantes.

Después de todos los intentos fallidos de la ciencia por explicar este fenómeno, basta con recurrir a un texto histórico en II Crónicas 7:14 donde dice: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y orare, y buscare mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. 

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